AVÍO DEL ALMA

domingo, 25 de enero de 2015

ABRE TU CORAZÓN



Abre tu corazón





    Abre tu corazón

 

Un hombre había pintado un lindo cuadro.

 El día de la presentación al público, asistieron las autoridades locales, fotógrafos, periodistas, y mucha gente, pues  se trataba de un famoso pintor, reconocido artista.

 Llegado el momento, se tiró el paño que revelaba el cuadro. Hubo un caluroso aplauso. Era una impresionante figura de Jesús tocando suavemente la puerta de una casa.

 Jesús parecía vivo. Con el oído junto a la puerta, parecía querer oír si adentro de la casa alguien le respondía. Hubo discursos y elogios. Todos admiraban aquella preciosa obra de arte.

 Un observador muy curioso, encontró una falla en el cuadro. La puerta no tenía cerradura. Y fue a preguntar al artista: "Su puerta no tiene cerradura, ¿cómo se hace para abrirla?"

 "Así es", respondió el pintor. "Porque esa es la puerta del corazón del hombre.  Sólo se abre por el lado de adentro."

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 Apocalipsis 3, 20:


"He aquí, yo estoy a la puerta y llamo: si alguno oyere mi voz y me abre, entraré a él, y cenaré con él, y él conmigo.”

Reflexión

 

 El hombre, la mujer, somos los dueños de nuestro corazón. Si el corazón de una persona está cerrado... no se puede hacer nada para ayudarle mientras no quiera abrirlo. Desde el lado de afuera no se puede abrir de ninguna manera porque el corazón está blindado: si el dueño se encierra dentro, nadie podrá acceder a él; es como un búnker.

    Solo tú tienes la llave de tu corazón. Otras personas no podrán entrar en él si tú no se lo permites. Y Jesús tampoco entrará si no le das permiso.

    Puedes abrir tu corazón a alguien y dejar que entre. Y desde ese momento amortiguarás tu soledad. Pero tu corazón, que tiene sed de infinito y de vivir eternamente acompañado, solo se  sentirá pleno cuando se lo abrás a Jesús.

    Pero hay una trampa: Cuando Jesús viene a tu corazón, no viene solo. Viene con sus hermanos los hombres. No se puede abrir el corazón a Jesús y cerrárselo a los hermanos. El Padre de Jesús, que es nuestro Padre, es Padre de todos, no solo mío; es PADRE NUESTRO.

       Quizás puede resultarnos fácil decir que amamos a Dios, que le hemos abierto nuestro corazón. Pero es Jesús quien establece los criterios.    


El mandamiento más importante

     Los fariseos se reunieron al oír que Jesús había hecho callar a los saduceos. Uno de ellos, experto en la ley, le tendió una trampa con esta pregunta:

     Maestro, ¿cuál es el mandamiento más importante de la ley?

     Ama al Señor tu Dios con todo tu corazón, con todo tu ser y con toda tu mente” —le respondió Jesús—. Éste es el primero y el más importante de los mandamientos. El segundo se parece a éste: “Ama a tu prójimo como a ti mismo.” De estos dos mandamientos dependen toda la ley y los profetas.




 ¿Cómo está la puerta de tu corazón?

miércoles, 21 de enero de 2015

DROGADA, VIOLADA, Y EMBARAZADA. EL HIJO ES SACERDOTE.

      Tras ser drogada y violada por varios hombres quedó embarazada;
no abortó y hoy su hijo es cura
               
 P. Alfar Antonio Vélez, de Colombia 

 Hace  42  años su madre quedó embarazada tras ser drogada y violada por sus jefes y compañeros de trabajo en una fiesta en  Medellín (Colombia).

DIOS ESCRIBE DERECHO
 SOBRE REGLONES TORCIDOS...   
  CUANDO NOSOTROS
       LE PERMITIMOS QUE ESCRIBA.    
                                                                
       Por primera vez, el padre Alfar Antonio Vélez cuenta su conmovedora historia. Hoy es un sacerdote ejemplar, a cargo de dos parroquias en Comodoro Rivadavia.

      Ella era una joven de condición humilde, buena y bonita, llena de ilusiones a sus 27 años, allá por 1968. Había dejado su pueblo, Argelia de María, en la provincia colombiana de Antioquia, para ir a su capital, Medellín, a cursar la carrera de medicina.

La violaron sus compañeros de trabajo.
       Trabajaba duro en una empresa para costearse los estudios. Sola en la ciudad, iba relacionándose, buscando hacer amistades en su círculo más cercano. Por eso, un día aceptó inocentemente la invitación a una fiesta que le hicieron sus jefes y compañeros de oficina. Fue una decisión con consecuencias horrorosas. Esos mismos jefes y compañeros le habían tendido una trampa: en la fiesta la drogaron, 
luego la llevaron a un sitio apartado y -borrachos- la violaron repetidamente. Como consecuencia de ello quedó embarazada.

Decidió no abortar por sus convicciones
      Fiel a sus convicciones, asentadas en una profunda religiosidad, decidió no abortar y salir adelante. Así es que dio a luz a Alfar Antonio, que con el tiempo conocería su tan traumática concepción y se sobrepondría apelando también a la fe. Una fe creciente que lo llevaría a descubrir su vocación sacerdotal, ordenarse y llegar a ser el mayor orgullo de su madre.

A cargo de dos parroquias
         Llevado por su carisma misionero, el hoy padre Alfar Antonio Vélez vive desde hace unos años en Comodoro Rivadavia, en la provincia de Chubut, donde tiene a su cargo dos parroquias (San Jorge y Santa María Goretti), siendo muy valorada su labor religiosa por sus superiores.

Testimonio contra el aborto
        A raíz del reciente fallo de la Corte que – al interpretar el artículo 86 del Código Penal- determinó que todos los abortos por violación -no sólo los de una mujer insana- son "no punibles", decidió abandonar su discreción y contar por primera vez, ante el pedido de Valores Religiosos, su conmovedor caso.

- ¿Cuándo y cómo se enteró de algo tan dramático?
- Primero debo decirle que la familia de mi mamá era muy moralista y que, cuando se enteraron de que había quedado embarazada, la obligaron a casarse con un viudo para tratar de tapar todo. Pero ese matrimonio no funcionó porque, cuando volvió a quedar embarazada, su marido empezó a tener una doble vida, además de que la golpeaba y se emborrachaba. Como sus padres la presionaban para que no se separara, decidió seguir con su marido y el hijo de ambos, pero para sobrellevar tanta adversidad me entregó a mi abuela.

- ¿Y entonces?
- Mi abuela empezó a darme todo lo que necesitaba: alimentación, llevarme a la escuela ... y yo fui abriéndome paso un poco por mi cuenta. Ello provocó una relación de cierta distancia con mi madre que, al final, no pudo vivir más con su marido y le tocó sola salir adelante con mi hermano. Un día, como mi abuela me pedía que le diga papá a mi abuelo, le pregunté cómo podía ser él mi abuelo y mi papá a la vez. Ello provocó una reunión con mi madre, que me contó lo que le había pasado. Que mucha gente quería que me abortara, otras que me vendiera y otras que me regalara. Y que, incluso, había mucha gente interesada en mí.

- ¿Por qué ella no quiso abortar? ¿No temía que su maternidad fuese muy traumática?
- Mi madre era una mujer de mucha fe, muy practicante y muy santa. Ella decía que, pese a las tan terribles circunstancias, llevaba en su seno el milagro de una nueva vida, una vida que Dios le había dado y que, por sus convicciones, no podía abortar. Y que si Dios se la había dado debía encontrarle el sentido. Para ella lo más duro era no poder mostrarme un padre que me amara, que me enseñara a caminar, pero lo sobrellevaba sintiendo que yo la llenaba totalmente. Y que, tarde o temprano, sería su bastón. De hecho, los tres años que vivió conmigo a raíz de una larga enfermedad hasta su muerte, en 2009, fueron para ella los años más bellos de su vida.

- ¿Cómo fue su reacción cuando se enteró? ¿Qué edad tenía?
- Para mí fue muy duro. Tenía apenas 10 años. Reaccioné con mucha severidad contra mi madre. Con el paso del tiempo y de una vida muy triste, fui a la iglesia a reclamarle a Dios, a preguntarle por qué a mí. Como yo le hablaba a los gritos, vino un sacerdote y me dijo que estaba formulando mal la pregunta: "No es por qué, sino para qué", señaló. Que creía que Dios, precisamente a raíz de mi situación, me estaba llamando para cosas grandes. En fin, me dijo que Dios escribe derecho sobre renglones torcidos y que iba a ser un instrumento de El. Y me leyó el pasaje de Jeremías, donde Dios lo llama, pero este se resiste y el Señor le dice: "No te preocupes, yo haré todo por ti".

- ¿A partir de entonces su vida dio un vuelco?
- Si, aquella charla me marcó. Ese sacerdote terminó siendo como un padre. Y fue construyendo en mí la obra de Dios porque el Señor se vale del hombre para salvar al hombre. Empecé a valorar la vida, a integrarme a personas de bien que valoraban mi esfuerzo para superar la situación. Llegué a ser catequista sin darme cuenta de que Dios me estaba preparando para elegir el sacerdocio. Alcancé a tener una novia, aunque la relación no fue realmente seria, hasta que decidí ir al seminario, hablé con el director espiritual y terminé confirmando mi vocación religiosa. Comprendí que Dios había querido que mi mamá no abortara porque confiaba en mí y anhelaba que, aunque fuese fruto de un pecado muy grave, sea su instrumento para llegar a tantas partes con su luz, su gracia y su amor.

-¿Tuvo asistencia psicológica?
- No. Sólo religiosa, y la amistad muy grande que entablé con todos los sacerdotes de la parroquia.

- ¿Qué le diría a su padre si tuviera ocasión de encontrarse con él?
- Sólo lo abrazaría. Y le daría gracias a Dios por ser mi verdadero padre y darme la oportunidad de vivir, pues sé que los padres de este mundo son una especie de boceto, un borrador. Padre, lo que se dice padre, solo es Dios.

- ¿Cuál sería su mensaje a la sociedad sobre la punibilidad o no del aborto en caso de violación?
- Que volvamos a leer el Génesis, donde dice que Dios tomó barro, hizo al hombre y le insufló aliento de vida. Dios nos creó a su imagen y semejanza. Mi respiración es la respiración de Dios. Somos lo más bello del mundo. Entonces, no tenemos derecho a quitarle la vida a ningún inocente porque no tiene la culpa de cómo vino al mundo. La culpa las tenemos aquellos que, de pronto, nos equivocamos y no hacemos la voluntad de Dios.

- ¿Y qué palabra tendría para una mujer que fue violada?
- Le diría que Dios es el dueño de la vida y que a ella la hizo instrumento de vida. Que la culpa la tiene el violador, no el niño que lleva en su seno. Creo que la decisión de abortar se acabará cuando pensemos que toda vida es un regalo de Dios, más allá de cómo fue concebida, del dolor, o de la alegría. El sabe por qué y con el tiempo uno va descubriendo el para qué.

- ¿No puede llegar a ser una carga terrible para la madre?
- Para mi madre fue su máximo orgullo haber defendido la vida. Y su máxima satisfacción y alegría fue haber visto en mí a un hombre de bien para la sociedad. Ella pensaba acerca de cuántos hombres y mujeres de bien se privó la sociedad por el aborto.

- ¿Qué hubiera sido de usted sin su fe?                                -  Siempre digo que la fe es lo más valioso que tenemos. Y que -aunque perdamos todo- no la podemos perder. Dios se vale de mí para hacer obras; yo soy solo su instrumento. Y si Él quiere que mi testimonio ayude a hacer recapacitar a una persona y salve una vida, entonces esta entrevista habrá valido la pena.
 

jueves, 15 de enero de 2015

CON LA PAZ EN MI CORAZÓN


CON LA PAZ EN MI CORAZÓN




          La paz que traigo ahora en mi pecho es diferente a la paz que soñé un día.
            Cuando se es joven e inmaduro, se cree que tener paz es poder hacer lo que se quiere, quedarse en silencio y jamás enfrentar una contradicción o una decepción. El tiempo nos va mostrando que la paz es el resultado del entendimiento de algunas lecciones importantes que la vida nos ofrece.
         La paz está en el dinamismo de la vida, en el trabajo, en la esperanza, en la confianza, en la fe.
         Tener paz es tener la conciencia tranquila, es tener la certeza de que se hizo lo mejor o, por lo menos, que se intentó.
       Tener paz es asumir responsabilidades y cumplirlas, es tener serenidad en los momentos difíciles de la vida.
          Tener paz es tener oídos que oigan, ojos que vean y boca que diga palabras que construyan.
        Tener paz es tener un corazón que ama, es admitir la propia imperfección, es reconocer los miedos, las flaquezas, las carencias.
       Tener paz es respetar las opiniones contrarias, y evitar las ofensas, es aprender de los propios errores, tener el valor de llorar o de sonreír cuando sea necesario. Es tener fuerzas para volver atrás, pedir perdón, rehacer el camino, agradecer.
         La paz que ahora traigo en mi pecho es la tranquilidad de aceptar a los otros como son, y estar dispuestos a cambiar las propias imperfecciones. Es la voluntad de compartir lo poco que tengo, mejorar lo que está a mi alcance, aceptar lo que no puede ser cambiado, y tener lucidez para distinguir una cosa de otra. Es admitir que no siempre tengo la razón.
        Tener paz es, por sobre todo, buscar la vida eterna, el Reino de Dios, viviendo con el corazón puesto en Él:

        “Nos  has  hecho,  Señor,  para  ti  y  nuestro  corazón  está  inquieto     - no  estará  en  paz -  hasta  que  descanse  en  ti”.      (San Agustín)

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La paz les dejo, mi paz les doy; no se la doy como el mundo la da. No se turbe vuestro corazón, ni tengan miedo. ( Jn 14, 27)

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ORACIÓN POR LA PAZ

¡Señor, haz de mí un instrumento de tu paz!
Que allí donde haya odio, ponga yo amor;
donde haya ofensa, ponga yo perdón;
donde haya discordia, ponga yo unión;
donde haya error, ponga yo verdad;
donde haya duda, ponga yo fe;
donde haya desesperación, ponga yo esperanza;
donde haya tinieblas, ponga yo luz;
donde haya tristeza, ponga yo alegría.


Oh, Maestro!, que no busque yo tanto
ser consolado como consolar;
ser comprendido, como comprender;
ser amado, como amar.


Porque dando es como se recibe;
olvidando, como se encuentra;
perdonando, como se es perdonado;
muriendo, como se resucita a la vida eterna.

                                  (San Francisco de Asís)

martes, 6 de enero de 2015

EL REGALO DE LOS REYES MAGOS

   EL REGALO DE LOS REYES MAGOS


          

Apenas su padre se había sentado al llegar a casa, dispuesto a escuchar como todos los días lo que su hija le contaba de sus actividades en el colegio, cuando ésta, en voz algo baja, como con miedo, le dijo:

- ¿Papá?

- Sí hija, cuéntame.

- Oye quiero...que me digas la verdad

- Claro hija. Siempre te la digo-, respondió el padre un poco sorprendido.

- Es que...- titubeó Cristina.

- Dime hija, dime.-

- Papá ¿existen los Reyes Magos?

El padre de Cristina se quedó mudo, miró a su mujer, intentando descubrir el origen de aquella pregunta, pero sólo pudo ver un rostro tan sorprendido como el suyo que le miraba igualmente.

- Las niñas dicen que son los padres. ¿Es verdad?

La nueva pregunta de Cristina le obligó a volver la mirada hacia la niña y tragando saliva le dijo:

- ¿Y tú qué crees, hija?

- Yo no sé, papá, que sí y que no. Por un lado me parece que sí que existen, porque tú no me engañas, pero como las niñas dicen eso...

- Mira hija efectivamente son los padres los que ponen los regalos pero…

- ¿Entonces es verdad?- , cortó la niña con los ojos humedecidos. - ¡Me habéis engañado!

- No, mira, nunca te hemos engañado porque los Reyes Magos sí que existen,- respondió el padre agarrando con sus dos manos la cara de Cristina.

- Entonces no lo entiendo papá.

- Siéntate, cariño, y escucha esta historia que te voy a contar porque ya ha llegado la hora de que puedas comprenderla,- dijo el padre, mientras señalaba con la mano el asiento a su lado.

Cristina se sentó entre sus padres ansiosa de escuchar cualquier cosa que le sacase de su duda, y su padre se dispuso a narrar lo que para él debió de ser la verdadera historia de los Reyes Magos:

“Cuando el Niño Dios nació, tres Reyes que venían de Oriente guiados por una gran estrella se acercaron al Portal para adorarle. Le llevaron regalos en prueba de amor y respeto y el Niño se puso tan contento y parecía tan feliz que el más anciano de los Reyes, Melchor, dijo:

- ¡Es maravilloso ver tan feliz a un niño! Deberíamos llevar regalos a todos los niños del mundo y ver lo felices que serían.

- ¡Oh, sí!- exclamó Gaspar.- Es una buena idea, pero es muy difícil de hacer. No seremos capaces de poder llevar regalos a tantos millones de niños como hay en el mundo.

Baltasar, el tercero de los Reyes, que estaba escuchando a sus dos compañeros con cara de alegría comentó:

- Es verdad que sería fantástico, pero Gaspar tiene razón y, aunque somos magos, ya somos ancianos y nos resultaría muy difícil poder recorrer el mundo entero entregando regalos a todos los niños. Pero sería tan bonito.

Los tres Reyes se pusieron muy tristes al pensar que no podrían realizar su deseo.

El Niño Jesús que desde su pobre cunita parecía escucharles muy atento sonrió, y la voz de Dios se escuchó en el Portal:

      - Sois muy buenos, queridos Reyes, y os agradezco vuestros regalos. Voy a ayudaros a realizar vuestro hermoso deseo. Decidme ¿qué necesitáis para poder llevar regalos a todos los niños?

- ¡Oh, Señor!- dijeron los tres Reyes postrándose de rodillas.- Necesitaríamos millones y millones de siervos, casi uno para cada niño que pudieran llevar al mismo tiempo a cada casa nuestros regalos, pero... no podemos tener tantos siervos... no existen tantos.

- No os preocupéis por eso - dijo Dios - yo os voy a dar, no uno, sino dos siervos para cada niño que hay en el mundo.

- ¡Sería fantástico! Pero… ¿cómo es posible? - dijeron a la vez los tres Reyes con cara de sorpresa y admiración.

- Decidme, ¿no es verdad que los siervos que os gustaría tener, deben de querer mucho a los niños?- preguntó Dios.

- Sí claro, eso es fundamental - asintieron los tres Reyes.

- Y, ¿verdad que esos siervos deberían conocer muy bien los deseos de los niños?

- Sí, sí. Eso es lo que exigiríamos a un siervo - respondieron cada vez más entusiasmados los tres.

- Pues decidme, queridos Reyes, ¿hay alguien que quiera más a los niños y los conozca mejor que sus propios padres?

Los tres Reyes se miraron, asintiendo, y empezando a comprender lo que Dios estaba planeando cuando la voz de nuevo se volvió a oír:

- Puesto que así lo habéis querido y para que en nombre de los Tres Reyes de Oriente todos los niños del mundo reciban algunos regalos, YO ordeno que en Navidad, conmemorando estos momentos, todos los padres se conviertan en vuestros siervos, y que en vuestro nombre, y de vuestra parte regalen a sus hijos los regalos que deseen. También ordeno que, mientras los niños sean pequeños, la entrega de regalos se haga como si la hicieran los propios Reyes Magos. Pero cuando los niños sean suficientemente mayores para entender esto, los padres les contarán esta historia y a partir de entonces, en todas las Navidades, los niños harán también regalos a sus padres en prueba de cariño. Y, alrededor del Belén, recordarán que, gracias a los Tres Reyes Magos, todos son más felices. 

jueves, 1 de enero de 2015

NACE... "AVÍO DEL ALMA"

Nace… “AVÍO DEL ALMA”

           Desde la Basílica Ntra. Sra. de Itatí, quiero ofrecer a todos los peregrinos y a todos los itateños este Blog, y a toda persona que Dios quiera que llegue, con el propósito de trasmitirles algún pensamiento o reflexión que enriquezca vuestro trabajo, vuestra jornada y vuestra vida cotidiana.
           
         El título, resume a la perfección mi deseo al publicar estos relatos: 
ser “AVÍO DEL ALMA”, esa provisión de alimento para la jornada.
          
            La fuente de los relatos es muy variada. Muchos circulan por internet y, de la mayoría, se desconoce su autor. Lo cierto es que al escucharlos, leerlos o reflexionarlos… algo se mueve en nuestro interior. Y después de leer o escuchar algunos, nuestra vida ya no es la misma que antes.

          Si lo que encuentras en este Blog te resulta útil para tu vida, no dudes comunicárselo a tus amigos internautas. Quizás puedas hacer mucho bien con ese simple gesto.
   
   A todos los que desde ahora leáis “Avío del Alma” os deseo:                                                  ¡BUEN PROVECHO!
       
          Con dedicación, entrega y cariño:
                                                                   
                                                    P. FELI DE LOS MOZOS